Panamericano de Chile: recuerdos que perduran

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El 29º Panamericano recientemente finalizado en la capital de Chile,  más precisamente en el Polideportivo ubicado en la hermosa zona de Ñuñoa, pegadito al emblemático Estadio Nacional, dejó para los miles de visitantes que tuvo el evento durante su desarrollo varios recuerdos que sin dudas para muchos siguen siendo presente:

El frío

Muchos llegaron a Santiago prevenidos que el frío de la ciudad era realmente muy fuerte. Este invierno versión 2018, al menos en los días que duró el evento, se apiadó de los participantes regalando en la mayoría de ellos temperaturas de hasta 18 grados, en los que analizar las partidas bajo los rayos del sol en la afueras del  gimnasio era todo un regalo para el cuerpo.

El tema por demás llamativo era las diferencias de temperaturas que se vivían antes y después de que se llegaran a a estas marcas. El termómetro veía bajar raudamente sus números, cual esquiador avezo se tira desde la pendiente, hasta llegar a 1 o 0. ¡Bajaban 18 grados pero en cuestión de 5 horas!

Había que salir poco abrigado y con una mochila con un ropero a cuestas.

 

Pero lo más jorobado de todo era el frío  dentro del Gimnasio. Allí, sus techos altos y sus grandes dimensiones dificultaban que el astro rey pudiera templar la temperatura del lugar. Y los atletas que participaron de la competencia sintieron y mucho esto. Los dos primeros días fueron terribles para muchos, que al salir manifestaban dichos como lo siguientes:

.- «me costaba escribir porque los dedos ya estaban duros de tanto frio»

.- «mi primer torneo internacional, tenía mucho miedo y muuuucho fríooo»

.- » me levanté  durante la partida y di dos vueltas al gimnasio lo más rápido que pude para entrar en calor, ya me sentía mal de tanto frío»

Frío…la palabra más repetida

Cuando el tercer día se preparaba para vivir la emoción de las más de 300 partidas que nos regalaba el Panamericano en cada ronda, aparecieron unos calentadores de considerables dimensiones que según varios mejoraron la temperatura del salón de juego.  De todas maneras es por demás creíble, que su calor no circulara de forma homogénea por todo el recinto de juego, ya que fue normal ver a los participantes levantarse y calentarse las manos acercándolas lo más posible a esa fuente de calor.

 

 

 

Por más que quienes estaban de acompañantes podían moverse con más facilidad que los jóvenes ajedrecistas, hubo gente que llegó provistas de mantas de abrigo que hicieron más cálida la espera.

Algunas imágenes más de los jóvenes ajedrecistas friolentos…..

La vestimenta

Más de 600 jóvenes provenientes de más de 20 países, era lógico ver algunas diferencias, y vaya que las hubo.

Desde quien jugó  elegantemente  ronda tras ronda de camisa y corbata, sin que el frío fuera ningún obstáculo para cambiar su formar de vestir,  hasta los amigos mexicanos que llevaron su infaltable sombrero que los distingue desde lejos haciendo gala de algo propio de su tierra.

 

Hay más recuerdos, hay más imágenes para compartir de una semana que muchos tendrán en la memoria por mucho tiempo.

Pronto viene la siguiente entrega…..

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