A poco más de 60 kilómetros de Montevideo y situada en el departamento de Canelones, se encuentra Santa Lucía, ubicada en el noroeste del departamento, que con sus bellezas naturales, su centro comercial, su sitios históricos y su gente pujante también le dijo presente al retorno del ajedrez presencial en Uruguay.
El rio que lleva su nombre le da un encanto al lugar muy especial, donde quien se acerque hasta allí puede disfrutar tanto de un grato momento de paz como de alguna productiva pesca, pero también cuenta con sitios emblemáticos para que todo aquel que llegue en ánimo de paseo, no puede dejar de conocer la Quinta Capurro o pararse frente al mítico Hotel Baltimore, primero en ser turístico en el país.
En esa ciudad tan llena de encantos, desarrolla una encomiable labor de difusión y enseñanza Juan Bellón, a quien la pandemia le puso un paréntesis pero jamás un freno, y luego de ese tiempo que el virus invisible hizo detener sus actividades, retomó de nuevo su andar y sus pupilos comenzaron a recibir sus enseñanzas.
El taller que lleva adelante en «La Casa de Juan», se une a otros similares que desarrolla a lo largo del departamento, pero además de los entrenamientos, había que condimentarlo con la frutilla de la torta que siempre es la competencia.
A esos efectos el domingo 25, en el amplio salón del club 23 de marzo, se realizó un torneo a 5 rondas, bajo la atenta dirección arbitral de Gonzalo Pérez, siempre activo, siempre con energía, siempre dispuesto a dar una mano desde donde lo requieran.
La competencia, que no tenía costo de inscripción, tuvo como pasa siempre en este tipo de ocasiones un clima de confraternidad realmente destacable, donde se alternaron gente de distintas regiones del país, y de diversas edades.
Participaron del evento 22 deportistas, de los que algunos están en completa actividad en diversos torneos que se vienen desarrollando a lo largo del país, otros que regresaron al tablero luego de un período de ausencia, (como Valentín Aguerre, varias veces campeón nacional en diferentes categorías) junto con aquellos que están dando sus primeros pasos en el mundo de las 64 casillas.
De los 22, una sola dama, Sofía Xavier que llegó desde Progreso, lo que mantiene la tónica de todos los eventos en tierra oriental, a excepción de Nueva Helvecia donde han logrado reunir en su torneo casi a la misma cantidad de ambos géneros.
En lo que es la competencia en si, hubo una igualdad en el primer lugar, igualados con la misma cantidad de puntos quedaron los dos defensores del Club La Proa, Franco Manteiga y Carlos Martínez, pero el sistema favoreció al joven montevideano que viene teniendo muy buenas performances en el club Trebejos y con ello se quedó con el campeonato, relegando al profe del centro del país al segundo escalón.
Seguidamente tres quedaron con 4 puntos y medio.
Queda un dato para la historia: tercero y cuarto fueron hijo y papá (Lanzilotta x 2), como para sacarle una foto a esa tabla y que quede para el mejor recuerdo, y el quinto lugar fue para el campeón uruguayo sub-8 Facundo Muniz.
Un detalle de color: el regreso de Valentín tuvo sus dos caras, el tiempo transcurrido sin actividad no le hizo perder su talento y logró sendas tablas con Manteiga y con Martínez, fuertes ajedrecistas y en plena actividad, pero llegada la última ronda apareció el demonio Filippo y con un gambito de rey muy bandido le hizo ver las estrellas al otrora campeón que sin dudas falto de táctica sufrió las picardías del pequeño Lanzilotta.
Una jornada preciosa, felicitaciones a los que llevaron adelante la misma (Bellón-Pérez) y a seguir por este camino que va logrando poco a poco que cada vez hay más rincones del suelo celeste con el ajedrez cobrando vida nuevamente.
