
Nos lanzamos a interiorizarnos sobre la verdad del ajedrez femenino en Latinoamérica. Para ello nada mejor que entrar a la cancha con sus verdaderas protagonistas, las damas del tablero.
En la República Oriental del Uruguay, Anaclara Costa, ajedrecista desde muy pequeña, ha visto la realidad dispar en género que golpea a su país y ha decidido no quedarse en el cordón de la vereda viendo pasar la vida como simple espectadora, sino que se puso de pie, y en base a un proyecto que aún está en pañales pero pronto dará sus primeros pasos, intentará cambiar la realidad que se vive hoy en la patria celeste.
La ajedrecista sanducera, ha participado en múltiples actividades y torneos, llegando a ser representante olímpica en las ediciones que se llevaron a cabo en Estambul y en Tromso

Para comenzar era indispensable conocer su pensar del porque hay tanta diferencia en fuerza y en cantidad entre el ajedrez femenino y masculino.
Por los conocimientos que tengo de la Historia de la mujer en el ajedrez, de la cuál no hay mucha información al respecto; la mujer no tenía derechos al juego entre tantas cosas, ya que debía dedicarse a las tareas domésticas.
A partir de la Edad Media, comenzaron a acercarse, pero sólo algunas, y pertenecían a «la clase alta» de la sociedad. Debido a esta discriminación, que podríamos llamarle machismo, presente hasta hoy en día, genera que actualmente haya menos mujeres jugando y por tanto, menor intensidad en proponerse logros.
Viene con historia, y carga con el concepto de que el ajedrez es un juego de hombres.
Píntanos un panorama del ajedrez femenino en tu país
El ajedrez femenino en Uruguay viene creciendo, lento pero seguro.
Gracias a que hay un programa que difunde el ajedrez en diferentes espacios, como escuelas y liceos, eventos y algunos clubes cada vez están apoyando más la presencia femenina en el tablero.
Pero a nivel deportivo, son pocas quienes deciden competir a nivel nacional y con un mínimo tiempo de estudio. A nivel internacional estamos en la mitad de la tabla aproximadamente , pero personalmente creo que podemos más.
El porcentaje en los torneos, puntualmente, no lo sé, pero es muchísima la diferencia.

¿Se ve una renovación? ¿Hay nuevas damas que aparezcan en el horizonte con fuerza y proyección?
A nivel mundial se está generando conciencia y la humanidad está despertando y entendiendo que el cambio es posible. Pero para esto, es necesario el compromiso de todas y todos. La unidad hace la fuerza, como es el caso de los peones.
En el caso de Uruguay, estoy al tanto, de que hay más niñas jugando ajedrez actualmente, esto me pone muy contenta. Mi mensaje para ellas, es que continúen, no abandonen la partida, el ajedrez es un juego con enseñanzas para toda la vida.. quizás a nosotras por diferentes circunstancias, se nos hace un poco más cuesta arriba, pero eso demuestra que el desafío es más interesante e importante aún. La unidad hace la fuerza, como en el caso de los peones… seamos esos peones, y vamos a ser reinas!
¿Se ha fomentado en tu país de alguna manera, que las damas se acerquen más al ajedrez o algo que potencie su evolución?
Justamente en estos momentos, estoy trabajando en un proyecto denominado «Ahora Movemos Nosotras», con el apoyo del Programa Ajedrez para la Convivencia y el Ministerio de Educación y Cultura.
Hasta el momento se ha realizado una conferencia para educadores, se ha trabajado la perspectiva de género en un cine-foro con «La reina de Katwe» Phiona Mutesi y tenemos planificado realizar talleres para madres y maestras, entre otras cosas. Hay mucho por hacer, cuánto más grande sea el apoyo, más grande será el cambio, y la igualdad en el tablero se notará, lo sé.

¿Se puede revertir la realidad?
Sí, en eso estamos. Tengo la alegría de saber que un montón de compañeras de otros países, están trabajando con el mismo fin.
¿Que ideas se te ocurren para que el futuro nos muestre una imagen distinta a la actual?
La clave para generar un cambio, tiene que ver con un mensaje que tenga contenido de equidad, y que las palabras se reflejen en hechos de parte de todas y todos las/ los ajedrecistas, educadores y familia.
Que haya IGUALDAD de apoyo económico, psicológico y más, tanto para el ajedrez masculino como para el femenino. Por ejemplo.
Pero para lograr esto, primero tenemos que cuestionarnos, analizar la partida y ver qué error cometimos. El cambio empieza por uno.


«El cambio empieza por uno», la reflexión final, promueve que el primer paso sea mirar hacia dentro, para después avanzar.
Sin duda una posición muy madura, el pensar «que errores cometimos», tan madura, como valiente y responsable de la ajedrecista oriental , que mientras lo hace, se levanta y comienza a andar, generando un proyecto que cambie la realidad actual.
Lo seguiremos de cerca y compartiremos desde aquí sus avances.
Gracias Anaclara y éxito en este desafío.