
Uruguay participará en el Festival Sudamericano de la Juventud que se desarrollará en Lima a partir del sábado próximo con una delegación compuesta por 8 jugadores. Un número pequeño si tenemos en cuenta lo masivo que fue su concurrencia al Panamericano en Santiago en el mes de julio.

Ésta vez, los pocos celestes que defenderán su bandera, tienen sobrados pergaminos para hacerlo con buen suceso, y si miramos las tablas de colocaciónes previo a la competencia encontramos a varios de ellos en los primeros lugares, algo que pocas veces se da con los representantes del pequeño país oriental.

La única debutante en este tipo de competencias internacionales es Valentina Ramos, quien siendo la actual campeona nacional femenina sub-8, es su primera competencia a nivel internacional que deberá afrontar.
El otro pequeño sub-8, Joaquín Rodríguez Schinca también monarca celeste, ya tuvo su primer «roce» fuera de fronteras en Chile en el mes de julio.

Tomás Aprahamián, campeón sub-10 charrúa, se coloca tercero en la lista previa de clasificación lo que hace soñar a los aficionados uruguayos con volver, al igual que en diciembre del 2016 con un medalla dentro del equipaje de regreso. En aquel año el logro fue de Lucía Malán quien se

consagrara vicecampeona sudamericana en la categoría sub-14, y en esta oportunidad dará lucha en la sub-18 femenina, habiendo estado hace pocos meses haciendo realidad un sueño: ser parte del equipo nacional en la olimpiada de Batumi. Lucía arranca pre-clasificada sexta.

El campeón celeste sub-12, Agustín Ramírez llega a Lima con la experiencia de su Panamericano chileno, su primera experiencia fuera de fronteras y allí sin dudas habrá dejado los nervios y ansiedades del debut que tanto aminoran el rendimiento.

Otro que arranca muy bien posicionado es Facundo Vázquez, el 1 de los sub-14 celestes, quien es el sexto en la tabla inicial, así como la campeona femenina sub-16 Camila Cardozo que se ubica novena y el campeón sub-16 Pedro Suárez en el décimo escalón.

Sin dudas estamos ante un grupo que no se hará notar por su cantidad de participantes, pero si por la calidad de los mismos y que dará lucha cada uno en su respectiva categoría para que la celeste, esta vez si, pueda hacer flamear la bandera celeste y blanca con el sol que ilumina desde arriba, en el podio limeño.