Hacía minutos que había terminado la última ronda del Panamericano en Santiago y estaba en las afueras del Polideportivo, corriendo, feliz, andando de un lado a otro, con su sonrisa desfachatada y su picardía a flor de cuestas.
Nada en él demostraba ni una gran tensión, ni el afloje natural después de haberla experimentado.
Como si todo fuera natural, como si el ganar una partida fuera lo corriente y esperar por subirse al podio, lo más obvio de un cierre de torneo.
Mauricio Marrujo comienza en su Venezuela natal a vivir este mundo mágico de nobles reyes y corceles bravíos con sus escasos 6 años….
Y como debía ser para un niño que destila picardia hasta con su mirada, fue producto de ésta misma quizás, la que lo llevó a descubrir la existencia del tablero y toda su magia……
«En la computadora tenía varios juegos y había uno que se llamaba Chess Titans que era de ajedrez, pero esto solo lo sabía yo, mis padres no sabían que si me metía en la ventana de Windows tenía tres juegos más y entraba ahí sin que mis padres supieran.
Mis padres no sabían que el ajedrez era un deporte, más bien pensaban que era un jueguito de mesa más, y después a mi mamá le contaron que había un profesor de ajedrez y ya….»
Jesús Jugo tomó esa joya en bruto entre sus manos y comenzó a pulirla, con toda su sabiduría y con extrema dedicación. Primero vino un Centroamericano en Venezuela, que al decir de Mauricio…»quedé en la cola»….. y es que contaba apenas con 6 añitos y era su primera participación en torneos de tanto nivel.
Lo que no cuenta Mauricio es que en el blits de ese Centroamericano quien quedó en la primera posición… fue él!!!. Como diría su profe a la salida del Panamericano…»jugando rápidas es muy bueno!»….
El año pasado tuvo su primer Sudamericano en Paraguay, más precisamente en Luque, y ahí con un año menos del límite permitido el pequeño Marrujo se colocaba en cuarto lugar y el mejor entre los que defendían a la bandera chilena. Había sumado 6 puntos y medio, solo uno menos que quien se proclamar campeón Rodrigo Mandujano.
Llegó este año y habría que ver si por la cabecita de este venezolano-chileno pasaba la idea que este año fuera tan redondo como lo viene siendo.
Febrero lo vio coronarse como el mejor de su nuevo país, con una actuación para el mejor recuerdo: 9 en 9. Campeón sin discusiones.
Quedaban meses para prepararse para el Panamericano y así lo hizo. A su talento natural, le agregó una buena dosis diaria de entrenamiento:
» voy a la escuela de 8 a 15 y después a casa a comer y después todos los días 5 horas con mi profesor, menos sábado y domingo…»
Profesor y alumno ya son un puño, son muy unidos y se complementan a la perfección. Las palabras del pequeño campeón son las que todo profesor sueña escuchar de la boca de un alumno y es una muestra clara del aprecio y el respeto que le tiene……«No cambio a mi profesor por otro, aunque sea Gran Maestro, aunque sea el mismo Magnus Carlsen yo no lo cambiaría por nada…».

Y en este Panamericano la suma del entrenamiento más el talento maravilloso de Mauricio dieron su resultado, y el sitio más alto del podio fue para él: !campeón invicto del torneo!
Se lo ve decidido, su mirada demuestra determinación.
Le preguntamos si ya a esta altura tiene claro hasta donde quiere llegar con el ajedrez, y su respuesta nos dejó claro que su determinación no estaba solo en su mirada…..
«No tengo límites con el ajedrez, mi meta es morir siendo campeón del mundo»
Que más decir, Mauricio Marrujo: Campeón Panamericano 2018